POR MÉRITO PROPIO.

Están aquellos que dicenyo creo, y los que dicen: yo lucho" Adolf Hitler                                           

 “Un hombre encontró un capullo de mariposa y se lo llevó a casa para poder ver a la mariposa cuando saliera. Un día vio que había un pequeño orificio y entonces se sentó a observar durante varias horas, mientras la mariposa luchaba por salir del capullo.
El hombre vio que forcejeaba duramente para poder pasar el cuerpo a través del pequeño orificio del capullo, hasta que llegó un momento en el que dejó de forcejear, pues aparentemente no progresaba en su intento y parecía que se había atascado. Entonces el hombre decidió ayudar a la mariposa y con una pequeña tijera cortó un lado del orificio del capullo para hacerlo más grande. Así por fin, la mariposa pudo salir.
Sin embargo, al salir la mariposa tenía el cuerpo muy hinchado y unas alas pequeñas y dobladas.
Lo que el hombre no entendió fue que la restricción de la apertura del capullo y la lucha de la mariposa para salir por el diminuto agujero, era la forma en que la naturaleza forzaba los fluidos del cuerpo de la mariposa hacia las alas, para que estuviesen grandes y fuertes para volar.”
Queremos la libertad, exigimos que nos la den, vociferamos, nos enfadamos, denunciamos a diestro y siniestro y… ¡ahí nos quedamos! Somos todo boca, esperando que otros más fuertes frenen a los “malos”, que Rusia pare a los Sionistas, que las hermandades Comiscas nos ayuden, que el DO haga las cosas del DO, ósea un milagro, todo muy ajeno a nosotros y que nos venga dado olvidando lo que en el silencio sabemos, que nadie tiene que darnos la libertad.

La fábula de la mariposa nos enseña que La libertad y el volar solamente podrían llegar después de la lucha. Al privar a la mariposa de la lucha, también se le quitó su esencia.

¡Humanos, recordemos nuestra esencia!
Descubramos la magia de la voluntad y fuerza del DO en nosotros. Somos sus hijos y guardianes de la chispa divina que nos concedió.
Somos el oro de las entrañas de Gea, no busquemos fuera lo que hay en nuestro interior y salgamos de nuestra prisión transparente construida con el miedo a la responsabilidad de ser libres. 
Fuerza, valor y honor vibran en nuestro corazón. No dudemos, no esperemos, no aplacemos si queremos libertad, ¡luchemos por ella!, día a día, diciendo y callando, andando y parando, observando y accionando, fieles a un propósito noble y un horizonte cierto.


Es nuestro proceso. Seamos los arquitectos de nuestro destino y brindaremos juntos por la libertad conseguida por mérito propio.

¡ VUELA !


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